He estado investigando sobre las bases científicas y psicológicas de la creatividad y lo que sucede en el cerebro humano, y consecuentemente, en nuestras vidas, cuando nos comprometemos con una práctica creativa.
Entre los resultados que he podido encontrar he visto algunas de las trabas que más comúnmente nos impiden crear, como la percepción de que creatividad se limita a pintar, diseñar u otras artes. La realidad es que diariamente usamos la creatividad en el ámbito personal tanto como en el profesional, para resolver problemas, gestionar y cultivar relaciones interpersonales, diseñar y ejecutar planes, e incluso en el aspecto doméstico, con la administración del hogar.
Si bien hay que reconocer que cada persona tiene distintos talentos, que quizá no caen en la categoría de lo que consideramos como “creativo” o artístico”, comprendo o defino la creatividad como la capacidad de crear o generarsoluciones y alternativas innovadoras para satisfacer una necesidad o proponer y expresar una experiencia, idea o perspectiva. También tiene la característica de que puede ser cultivada o ejercitada.
Con esto en mente quiero compartir tres ejercicios prácticos que puedes hacer hoy para invitar más creatividad a tu vida:
1. Sal de la rutina
Las rutinas son fundamentales para el ser humano, pero en ocasiones pueden ser parte de lo que nos hace sentir estancados, desmotivados o sin inspiración.
Este ejercicio no necesariamente requiere una gran inversión; piensa en un aspecto o área de tu rutina que puedes variar un poco, al menos por hoy.
Quizá en vez de hacer el café en casa decides parar y comprar uno de camino al trabajo, o viceversa. Quizá en vez de ir al gimnasio decides caminar por tu vecindario o ir al parque más cercano. La idea aquí es invitar un poco esa espontaneidad y novedad que a veces se pierde en la cotidianidad.
2. Experimenta algo nuevo
Una excelente manera de fomentar nuestra creatividad es aprendiendo o experimentando algo nuevo. Similar a lo anterior, piensa en algo que te gustaría hacer, simplemente porque suena divertido; o escoge alguna actividad que te parece interesante y pruébala.
Por igual, cuando aprendemos algo nuevo se generan nuevas conexiones en nuestro cerebro, que a la larga no solo nos ayuda a ser más creativos sino también a mejorar nuestra memoria. Otra opción es tomar una clase o taller donde trabajes con tus manos; se ha comprobado que esto, además, mejora tu estado de ánimo.
¡Se trata de seguir tu curiosidad!
Si esta te parece una buena idea, te invito a mi próximo taller Explorando el collage textil, que estaré impartiendo el sábado 20 de mayo en Santo Domingo. Inscríbete aquí.
3. Absorbe la inspiración que te rodea
En este paso tenemos que hacer algo que cada vez parece ser más difícil: prestar atención. Se trata de abrirnos a la posibilidad de ver la inspiración como algo tangible y a nuestro alcance. Observar lo que nos rodea, lo que sentimos, lo que experimentamos.
Este ejercicio es más fácil una vez ya hemos aplicado uno o ambos anteriores, porque al estar expuestos a esa novedad somos más propensos a estar presentes y prestar atención a detalles que quizá hubiéramos dejado pasar por alto.
Cuando abrimos la mente y el corazón, todo puede inspirarnos y movernos a crear.
“Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración (…)” – Filipenses 4:8
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