Con la intención de visibilizar las distintas experiencias, contextos, realidades e interpretaciones que le damos al llamado y rol de la maternidad, me dispuse a entrevistar a algunas madres de mi entorno. Sus respuestas fueron sumamente conmovedoras, cada una con su propia sabiduría, me hicieron sentir abrazada, comprendida y enriquecida.
Les hice las siguientes preguntas:
1. ¿Qué ha sido lo más difícil en tu experiencia con la maternidad?
2. ¿Cuál es tu parte favorita de esta temporada?
3. ¿Cuál es la lección más importante que quieres enseñarle a tus hijos?
Esto es lo que 12 madres compartieron al respecto...
Nicole, mamá de María Belén (6 años)
“Lo más difícil para mí ha sido enfrentarme a mis sombras y a la autoconciencia. Mi hija me ha retado en todos los sentidos y me ha ayudado a pulirme como persona, pero este proceso a veces es incómodo y me muestra aspectos de mí que desconocía.
Mi hija tiene seis años, es una edad muy chula y la estoy disfrutando mucho. Su personalidad y sus gustos son muy afines a los míos y eso ha sido una bendición, porque siento que puedo compartir con ella todo lo que me gusta hacer.
Me encanta verla formar sus propias conclusiones, retar mis ideas y verla convertirse en una bella persona.
La lección más importante que quiero enseñarle es que siempre cuide su corazón y que procure que el mundo reciba de ella bondad, amor y compasión. Y lo más importante: tener una relación con Dios, porque le aseguro que nunca nada le faltará y siempre tendrá la fortaleza y sabiduría de navegar hasta las situaciones más difíciles.”
Rosario, mamá de Álvaro (32 años), Gonzalo (29), Ximena (28 años) y Montserrat (24 años)
“La responsabilidad, el saber que hay una personita que depende para todo de ti, ¡uff! Abrumador.
Mi parte favorita es ver en lo que se han convertido mis hijos y ver que a pesar de no saber nada, hice mi mayor esfuerzo, con todo mi corazón, y ha valido la pena.
La lección más importante es que el amor lo puede todo, lo perdona todo y te hace feliz”.
Aminta, mamá de Amy (1 año)
“Lo más difícil ha sido lograr entender el sueño de mi hija y todos los cambios que suceden por las regresiones.
Mi parte favorita es ver lo feliz que ella es con simples cosas como sentarnos a jugar juntas y que ya ella sabe dar besos y abrazos, y ese intercambio de cariño es algo que no tiene explicación.
Lo más importante que quiero enseñarle es a ser una niña independiente, pero al mismo tiempo que sepa que yo estaré para cuidarla siempre.”
Celeste, mamá de Abril (28 años), Camila (25 años) e Isabela (15 años)
“Lo más difícil es lograr mantener la seguridad y la fe durante las etapas confusas y oscuras del desarrollo; lograr llevarlas hasta la madurez de su carácter sin que sean influenciadas y logren formar y fortalecer sus valores y criterios de vida.
La parte favorita es el amor incondicional que surge entre madre e hija. Como madres es especial sentir los momentos fugaces en los que tu hija dice algo profundo, va madurando, se hace adulta.
Lo más importante es enseñar con el ejemplo, preparar a nuestras hijas para que sean felices, honradas, independientes, con valores familiares y personales de peso.”
Camila, mamá de Renata (1 año y 8 meses)
“Como madre primeriza, me di cuenta de que a pesar de todas las preparaciones, cursos, talleres y consejos que recibimos, no estamos preparadas para entender que el regalo que recibiremos pondrá nuestra persona en un segundo plano. Amo todos los momentos que compartimos juntas, no quiero perderme nada y si pudiera la observaría dormir en la noche, en su paz e inocencia. Pero a veces tenemos ese conflicto entre querer tiempo para una misma y seguir siendo la mejor madre para tu bebé.
Actualmente mi hija tiene un año y ocho meses, es sumamente independiente, curiosa y cariñosa. De las cosas que más disfruto es cuando entabla conversaciones conmigo y el resto de su círculo; ver como intenta expresarse, sus gestos y manerismos, es sumamente divertido y asombroso. Algo también que he disfrutado toda la maternidad es saber que soy su refugio, eso te llena el corazón.
Vivimos en un mundo de muchos cambios en poco tiempo; muchas cosas a las que tenemos que adaptarnos y evolucionar como seres humanos. El poder compartir los mejores valores con ella será la mayor satisfacción para mí. Por ejemplo, que siempre trate a los demás con respeto, que sea cuidadosa del mundo y su entorno (…) que tenga empatía y ayude a los demás. Que lleve su vida basada en valores”.
Nancy, mamá de Sebastián (9), Diego (13), Ethan (15)
“Lidiar con la ansiedad de si estoy haciendo lo correcto o si lo que puedo hacer es suficiente en un mundo donde nadie está actuando con el corazón ni con temor de Dios, cuando tenía que salir a trabajar y no tenía a alguien a quien le dolieran mis hijos.
Mi parte favorita es ver el esfuerzo diario de que mis hijos entiendan que mis oídos, mi mente y corazón están abiertos y a su disposición para expresar lo que quieran expresar. Esa correspondencia me tranquiliza un poco ante los tantos males que aquejan a nuestra sociedad y de los que pueden ser víctimas.
La lección más importante que quiero enseñarles es a amar al prójimo como a ellos mismos. Tu alegría o diversión no puede estar basada en el dolor o tristeza de alguien más, jamás.”
Giselle, mamá de Jayce José (2 años)
“Lo más difícil de la maternidad ha sido el postparto, una transición brusca en mi experiencia. Fue difícil no tener el control del tiempo ni de mi cuerpo.
Mi parte favorita de esta temporada es estar presente en todo momento de aprendizaje y descubrimientos, ya que es una etapa de cambios importantes en lo emocional e intelectual.
Quiero que siempre tenga a Dios como centro de su vida. Que sepa lo mucho que vale como persona y que valore a los demás y sea honesto.”
Laura, mamá de Olivia (1 año y 6 meses)
“Lo más difícil ha sido entender que no voy a poder ser la madre perfecta, por más que ella se lo merezca. Es importante tener autocompasión y permitirnos aprender porque es la primera vez que tengo la oportunidad de ser mamá. Ella aprenderá más de una mamá imperfecta, que lo intenta, que de una mamá que nunca se equivoca.
Me emociona mucho ver cómo explora el mundo. Siento que he disfrutado cada etapa muchísimo, no siento que el tiempo se me haya ido volando porque me he dedicado a ‘sacarle el jugo’ a la experiencia; sin embargo, puedo decir que está es la etapa favorita hasta el momento. Tiene 18 meses y está intentando hablarnos, comunicarse, empieza a hacer rabietas porque sabe lo que quiere, tiene preferencias y personalidad y me intriga muchísimo verla descubrir el mundo y dejarla desarrollar esa personalidad que tiene dentro.
Yo creo que Olivia me ha enseñado más a mí que yo a ella, pero si quiero pasarle algo, definitivamente es que sus padres siempre van a celebrar todo lo que ella es. Su lugar seguro siempre vamos a ser nosotros y quiero que sepa que equivocarse es parte de la vida y aunque no siempre sepamos cómo solucionar todo lo que pasa, siempre vamos a acompañarla. Ella es suficiente exactamente como es y no necesita impresionarnos en ningún aspecto.”
Sheyla, mamá de Gabriel (5 meses)
“En un principio establecer la lactancia, en un momento donde las hormonas están ‘elevadas’ y donde creía que era algo que se daba de forma natural, y aparte saber organizar y anteponer sus necesidades y tiempos a los míos.
Me deleito al ver su carita dormir, su sonrisa al despertar o al recibirme cuando llego del trabajo; creer que después de Dios no hay cosa más perfecta y salió de mí.
‘Todo lo puedo en Cristo que me fortalece’ (Filipenses 4:13). Que se proponga metas, se las entregue a Dios y ponga todo su esfuerzo en cumplirlas”.
Aleyda, mamá de Isabella (19 años) y Sofía (17 años)
“Conjugar la crianza con el negocio, pese a que emprendemos es difícil separar trabajo del hogar. Recuerdo que Sofía, la más pequeña, me decía: ‘mami, ya no hay más leventos (eventos)’, porque entendía que esa tarea le quitaba de su tiempo. Pero agradecida porque no todas podemos tener tiempo en el día para nuestros hijos, o sea, ha sido un privilegio y he disfrutado mucho de eso en el pasar de los años.
Mi esposo y yo siempre conversamos que todavía no creemos que levantamos una familia, que nuestras hijas ya están grandes. Eso siempre hay que celebrarlo, nosotras como madres y a nuestras madres por igual, que son tan preciadas.
Quiero que ellas tengan una vida propia; que sepan que el amor de madre es lo más grande que existe, el valor de la familia y sobre todo, el amor a Dios.”
Melba, mamá de Mel Eliette (4 años)
“Sin duda alguna mantener mi integridad, es decir, poder ser todo lo que tengo, quiero y necesito ser, sin tener que poner mi rol de madre en un plano que no sea exclusivamente el primero.
Mi parte favorita de esta temporada es visualizar mi avance como madre con el paso del tiempo; suelo mirar hacia mis años anteriores y ver cómo se normalizan en mi vida muchas cosas que inciden y siempre incidirán en la vida de madre, así como voy logrando los ajustes necesarios para garantizar el bienestar de Mel sin olvidarme del mío.
Quisiera poder responder con una sola lección, pero no puedo dejar de mencionar las que palpitan constantemente en mi cabeza y mi corazón:
1. A ser dueña de su vida, entender que ella es la única responsable de lo que acontece en su vida. Nunca dejar su vida a la suerte o al destino, no ponerse excusas. Aprender a diferenciar aquellas cosas que puede cambiar, y tener determinación para hacerlo, y aceptar las que no puede cambiar.
2. A ser cabezona, valiente, a esforzarse y pelear por lo que quiere. Que no permita que nadie cuestione su capacidad de lograr sus metas.
3. A pedir perdón y a reconocer sus errores.
Yessenia, mi mamá
“Lo más difícil es aprender a dejar que sean independientes y que salgan a conquistar el mundo sin la protección de mamá.
Mi parte favorita en esta temporada es ver cada uno de sus logros y metas cumplidas.
Y la lección más importante, que no se dejen influenciar ni menospreciar por nadie; que son valiosos para nosotros y para Dios, y eso es lo importante.”
“Está vestida de fortaleza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro. Cuando habla, sus palabras son sabias, y da órdenes con bondad. Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar, y no sufre las consecuencias de la pereza” – Proverbios 31: 26 y 27
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