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Writer's pictureAngie Khoury

PROSPERANDO EN MEDIO DEL CAOS

No hay ninguna duda: lo que estamos viviendo es algo histórico. Si de pequeña llegué a imaginar aventuras y situaciones extraordinarias, una pandemia definitivamente no estaba entre la lista.


Pero aquí estamos, y mientras escribo estas palabras recién se despide el sol en el día 55 de cuarentena.

Si soy franca, estar en casa no es un reto para mi. Por el contrario, no tengo problemas estando en un mismo lugar por largos periodos de tiempo, y tampoco me molesta estar sola. Sin embargo, hay otros tipos de retos con los que me toca convivir, y el peso de las tragedias que muchas personas y familias están experimentando ha oprimido mi pecho en más de una ocasión.

Hoy quiero compartir algunas acciones que, por lógicas que puedan parecer, han hecho una inmensa diferencia en esta temporada. Diría que me han permitido prosperar, aun dentro de las cuatro paredes del caos que nos arropa. Literal y figurativamente.


Establecer rutinas

Me tomó varias semanas, pero por fin di con una rutina que le da un ritmo confortable a mis días. Claro que entre fregadas y oficios, la verdad el tiempo vuela. Pero me ha resultado de suma importancia el tener, por así decirlo, “algo que hacer” a medida que transcurre el día.

Por ejemplo, a las cinco de la tarde me gusta salir a leer al balcón. Tomo un poco de sol, respiro aire fresco, espío a los vecinos. Todo un éxito.

Alistarme para el día

No voy a decir que me produzco, porque no es así, pero si descubrí que poniéndome ropa (cómoda, pero ropa) y haciendo una simple rutina de maquillaje (que consiste en cuatro pasos) me siento y me veo más despierta y equipada para afrontar el día. Cuando no tengo ganas, pues no lo hago. Pero cuando si, disfruto mucho este pequeño ritual.

Conversaciones con seres queridos

Gracias Señor por las videollamadas.

Mantenerme en contacto con familiares y amistades ha sido clave. Puede que no seas la persona más sociable o extrovertida, pero la realidad es que somos humanos en primer lugar, y el ser humano necesita y prospera a partir de la conexión que formamos con los demás. Estar juntos, comunicarnos y conversar siempre ha sido parte de nuestra supervivencia.

Y ahora más que nunca.

Trato de incorporar conversaciones a lo largo de mi día, ya sea vía texto, llamadas o videollamadas. Esto me ayuda a sentirme más cerca de aquellas personas que tanto atesoro y extraño.

Aprender algo nuevo

Me gusta bordar. Y coser. Mucho.

Así que, por supuesto, no podía desperdiciar la ventaja de tener tiempo libre; las primeras semanas practiqué algunas nuevas técnicas. Consideré varios cursos online, y me lancé.

No puedo estar más satisfecha. Después del café y los tostitos, ha sido la mejor inversión de mi cuarentena.

Fortalecer hábitos

Creo que todos y todas tenemos pequeñas actividades en las que nos refugiamos. Para algunos es el ejercicio, lo cual está genial.

Yo lamentablemente no soy una de esas. Pero si soy de letras que te mueven y buenas historias. Hace mas de diez años que comencé a leer, pero el ritmo de nuestros días en circunstancias normales es bastante acelerado, y a veces no podía sacar el tiempo para este hábito. En cuarentena, coger un libro, después otro y otro, se me hizo tan natural y reconfortante como regresar a casa después de un largo viaje.

Usar cada área de mi hogar

La cuarentena me ha hecho apreciar cada esquina en mi hogar aun más. Según progresa mi día (y por ende, la rutina) voy moviéndome de espacio, pues cada uno cumple un propósito que se asocia con la actividad que estoy realizando. Si cocino es en la cocina, si bordo o escribo es en el escritorio, y para leer me gusta salir al balcón. El balcón ha sido más esencial de lo que imaginé.


 

Ser “productivos” significa algo diferente para cada uno según su circunstancia y prioridades. No estoy diciendo que la cuarentena es una competencia de quién logra más; tampoco estoy diciendo que son unas vacaciones. Lo que se es esto: hay que tomarlo un día, o quizá una hora, a la vez. Porque de una forma u otra esto nos ha afectado.

Y al final se trata de sobrevivir; dentro de lo posible, buscar maneras de prosperar. Se trata de seguir adelante, aun cuando todo parece haberse paralizado.

Observo a mi alrededor y me doy cuenta de lo mucho que hemos cambiado. Y no creo que haya sido del todo para mal, sino que nos ha retado a ser más creativos en todos los aspectos de nuestra vida. Hemos tenido que ser creativos para amar y conectar; para mantener nuestros negocios a flote o continuar progresando en nuestras posiciones de trabajo.

Y creo que, a pesar de todo, hemos hecho un buen esfuerzo. Siempre es bueno recordarse que estamos haciendo lo mejor que podemos, y creer que el de al lado está haciendo lo mejor que puede también.

Ánimo, que todo esto llegará a su fin.

Mientras tanto, ¡sigamos haciendo lo que podamos!

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