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Writer's pictureAngie Khoury

Una oda al bordado

Mientras más leo, exploro y observo, comprendo que bordar es un lenguaje como cualquier otro.



Un arte en sí mismo, con el que podemos aludir a las emociones con la misma intensidad que una pintura; capturar una realidad tangible como en una foto; y conmover tanto como las palabras de una buena historia, todo al mismo tiempo.


Un solo medio que engloba tantas expresiones, tantas posibilidades, y que involucra todos nuestros sentidos; un medio de expresión histórico, universal y visceral. Un “lenguaje secreto femenino” como muchas investigadoras y artistas le han denominado, desde antaño y para siempre.


Coincidir con aguja e hilo ha sido de las experiencias más bonitas que he vivido. Espero seguir cultivando la paciencia, la perseverancia, y la humildad para continuar aprendiendo en este caminar.


Y es un arte infinito, como parecen ser las hebras envueltas en un cono de hilo. Sin principio ni final. No veo una mejor manera de comunicar que con la mezcla de textura y color.


Empecé a explorar y experimentar con distintas prácticas creativas en el 2014… estaba en plena carrera de comunicación social, lo que me acercó a un universo de herramientas que podía usar para reflexionar, expresarme, entender otras realidades y perspectivas.


Escribí, pinté, aprendí de fotografía, moda, diseño y producción audiovisual; de mercadeo y publicidad. Aprendí a manejar la máquina de coser; me encontré con pandereta e hilo, poco a poco fui descifrando el bordado a mano, y amando cada parte del proceso.


En todas esas etapas, me atreví y me arriesgué. Me di el permiso de equivocarme, de cambiar de opinión, ruta y dirección. Con cada uno de esos medios que exploré aprendí algo de mí misma y de la condición humana en sentido general, de nuestra necesidad de sentir, expresarnos y pertenecer. Con cada uno creció mi respeto hacia otras personas que tenían la audacia de crear y de compartirlo; de aprender y enseñar; de observar y conectar.


Sin darme cuenta desarrollé y fortalecí habilidades que me han ayudado a enfrentar desafíos en el ámbito profesional y personal. Habilidades que me aportan bienestar, y que me han permitido vivir con propósito e intención cada día.


No soy ninguna experta, la verdad.


Más bien hice el compromiso de asumir la creatividad como un hábito y un estilo de vida; una virtud que trato de cultivar y que constantemente me ayuda a conectar conmigo misma y con los demás.


En muchos momentos, se ha vuelto el camino de regreso a mi esencia, y las raíces que me sostienen y me nutren, al mismo tiempo.


En muchos momentos, crear ha sido una especie de terapia; una experiencia que me permite sanar y florecer. Una acción que me permite adorar con mi mente y mis manos, así como cantar me permite adorar con la voz y amar me permite adorar con el corazón.


Por más días creando, amando y adorando…

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