Desde hace meses he estado analizando y cuestionando la narrativa de amor propio que se ha vuelto tendencia y, aparentemente, estrategia de marketing a nivel global en los últimos años.
Lo primero que noté es que este discurso se le asigna a un género en particular: las mujeres.
Es como si la sociedad ya da por hecho que los hombres se aman, se respetan, se valoran y se cuidan. Pero, ¿por qué nosotras no?
Queda en evidencia una brecha de género en cuanto a autoestima. Esta narrativa nos confirma que histórica y culturalmente, nuestro género ha sido el más “sacrificado”; por lo que somos más propensas a ser people pleasers (complacientes), tendemos a ser perfeccionistas, a no saber poner límites sanos y como consecuencia, dejarnos en el fondo de nuestra propia lista de prioridades, descuidando nuestro bienestar y salud a nivel físico, mental y emocional.
A veces cuestiono los avances que hemos hecho en cuanto a equidad de género. Si bien ahora muchas tenemos el poder y la autonomía para tomar decisiones sobre nuestras vidas, también he notado que las expectativas de la sociedad se vuelven cada vez más agresivas y agobiantes, con respecto a lo que debemos ser, cómo debemos vernos, lo que debemos sentir o lo que debemos aceptar o amar de nosotras mismas.
Con esto no paso por alto el hecho de que los hombres se ven sujetos a estándares igual de dañinos producto de la masculinidad tóxica que tanto promovemos como sociedad. No puedo hablar por otro género, pero creadores y activistas como Justin Baldoni han estado alzando sus voces para exponer esta perspectiva y lo que significa ser hombre o, mejor dicho, hombre suficiente.
Si el mensaje es efectivo, es porque da en el clavo, por más cliché que parezca. Y puedo ver la razón; es una idea encantadora y una buena herramienta para vender, el querer mejorar, dedicarnos un tiempo y cuidarnos. Que quede claro, soy la primera en consumir este tipo de contenido; por supuesto que quiero progresar, crecer, aceptarme y quererme. Pero sucede lo mismo que con la cultura de crecimiento personal, es una buena herramienta hasta que comienza a agobiarnos, o hasta que comenzamos a cuestionar cuál es el afán con querer mejorar. ¿Qué es lo que hay de malo conmigo?
Por supuesto, nadie es perfecto. Todos y todas tenemos siempre oportunidades para mejorar, si eso anhelamos, y si queremos alcanzar nuestro estado más pleno, o “máximo potencial”. Pero entiendo que todos los extremos son peligrosos. Alguien que se opone rotundamente a autoanalizarse y trabajarse, es una persona que probablemente sabe que tiene aspectos que mejorar, pero no se valora a sí mismo lo suficiente como para poner ese esfuerzo. O simplemente no tiene la madurez emocional, la capacidad o disposición, para hacer lo que hay que hacer.
De la misma manera, una persona que siempre piensa que hay algo de malo con ella, que siempre siente que no es ni está haciendo suficiente, es una persona que probablemente tiene trabajo que hacer en el área de su autoestima.
El verdadero problema del amor propio es que lo hemos confundido. Lo confundimos con ir a un spa, con comprar, con una copa de vino. Y no veo nada de malo en estas actividades, sin embargo, por esta confusión, nos volvemos la presa perfecta para mensajes que se alimentan de nuestra autoestima; les ponen un foco a carencias que muchas veces ni sabíamos que existían.
La autoestima se define como “un juicio o autoevaluación de nuestro trabajo o bondad y qué tan bien entendemos que nos va en distintas áreas de nuestra vida que consideramos importantes” (Yang, XU, Chen, Shi & Han, 2016) o como “la opinión de alguien sobre su propia dignidad o valor” (Webster).
Por su parte, amor propio significa “tener una alta consideración por tu propio bienestar y felicidad. Significa atender a tus propias necesidades (…)” (Jeffrey Borenstein, presidente del Brain & Behavior Research Foundation).
En mi breve investigación online pude leer que algunos beneficios del amor propio o autocompasión científicamente comprobados son: mejor salud mental, mejor autoestima, más motivación y determinación, menos ansiedad y mejores hábitos del sueño. Y algunas prácticas que sugieren los expertos incluyen implementar límites sanos, la autorreflexión, tener rituales personales y evitar las autocríticas negativas.
El amor propio, o autocuidado, es profundo: se trata de responsabilidad con una misma, se trata de madurez, de honrar nuestra esencia y entender que nuestro valor como personas no está atado a cómo nos vemos ni qué tanto logramos. Más allá de “querer cambiar o mejorar”, o hacer algo “porque lo merezco”, es aceptarme y abrazarme como soy, en toda mi humanidad y sin condición: cuando me equivoco, cuando no he alcanzado mis metas, cuando no quiero.
Amor propio es dejar una relación abusiva. Amor propio es ir a terapia. Amor propio es beber más agua. Amor propio es orar. Amor propio es mover mi cuerpo. Amor propio es aprender técnicas de regulación del sistema nervioso. Amor propio es ponerme los jeans que en realidad me sirven. Amor propio es leer sobre un tema de mi interés. Amor propio es dedicar un momento cada día a hacer lo que más disfruto.
En su libro Daring Greatly, la autora Brené Brown revela los resultados de su increíble investigación acerca de la vulnerabilidad; habla sobre la culpa y la vergüenza que estamos inclinados a sentir, y explica que rápidamente asociamos estas emociones, resultado de situaciones y circunstancias propias de la experiencia humana, al valor que tenemos como personas. Propone que, en realidad, ser vulnerables y atrevernos a vivir con todo el corazón, a pesar del riesgo y el miedo, es lo más valiente que podemos hacer.
A veces amarnos requiere de más vulnerabilidad y más coraje que cualquier otra cosa que haremos. Requiere enfrentar nuestra realidad con honestidad.
El problema del amor propio es que a veces no es suficiente; necesitamos agregarle acción, compromiso e incluso disciplina. Y ese esfuerzo trae una hermosa recompensa: una vida de compasión, aceptación y, sobre todo, libertad.
“Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: Ama a tu prójimo como a ti mismo”. - Mateo 22:39 (NTV)
Excelente 💗 amor propio =paz