Desde pequeña mi mamá me enseñó el Salmo 23, y compré mi primera Biblia cuando comencé a congregarme en el 2012. Ocasionalmente leía uno que otro Salmo o Proverbio, pero no fue hasta inicios del 2018 cuando asumí el compromiso de hacer estudios bíblicos de forma frecuente y constante.
Esto se hace por convicción propia, así que si estás leyendo estas palabras supongo que tienes algún interés en leer y estudiar la Biblia. Primero debo decir que no soy teóloga ni tengo ningún tipo de autoridad intelectual. Pero después de casi dos años he llegado a encontrar un método que me funciona, y convierte este proceso en algo que disfruto muchísimo.
Lo único que realmente se necesita es interés y un corazón dispuesto.
Así que a continuación te cuento cómo estudiar la Biblia… según yo. Siéntete en confianza (por favor) de buscar otras referencias, métodos e ideas.
Eligiendo qué leer
Este es el primer paso y en ocasiones el más difícil. Cuando inicié este proceso, opté por el libro de Romanos, pues había leído gran parte de este y estaba familiarizada con el contexto y el contenido.
Otra idea es utilizar estudios Bíblicos guiados, que puedes conseguir online; he visto compañías e individuos que se dedican a crear y vender este tipo de herramientas. También algunos influencers o YouTubers los hacen de manera gratuita, como Milena Ciciotti y Savannah Lewie (en inglés).
Por su puesto, es importante orar antes de embarcarnos en este viaje, pedir sabiduría, revelación y entendimiento.
Método inductivo
Escuché por primera vez sobre el método inductivo en un podcast que sinceramente cambió mi vida, pues me ayudó a mirar la Biblia como una gran herramienta para el día a día y a tomar el estudio bíblico más en serio. La conductora, una escritora estadounidense llamada Jen Wilkin, explicaba que este método se basa en interpretación y aplicación, y se consideran tres preguntas:
¿Qué dice esto de Dios y su carácter?
¿Qué significa en relación con mi identidad?
¿Cómo puedo aplicarlo a mi vida?
También es importante prestar atención a los contextos históricos, políticos y sociales de cada texto, así como el autor y fecha en que fue escrito. En muchas ocasiones quizá no dispongamos de estos detalles, pero definitivamente son de gran ayuda para elevar nuestro nivel de comprensión e interpretación.
Algo que ha sido significativo para mi es leer y comparar el mismo texto en dos traducciones distintas de la Biblia; utilizo la Nueva Versión Internacional y la Nueva Traducción Viviente porque su lenguaje es llano y fácil de comprender; además, esta última cuenta con información extra sobre el autor, fecha y contexto de cada libro.
Tomando notas
Me fascina escribir, tomar notas, hacer journaling… ¡en fin! Tomar notas hace que estudiar la Biblia sea divertido para mi.
Por demás, se ha comprobado a través de diversos estudios que escribir, particularmente escribir a mano, nos permite interiorizar las ideas, ayudándonos a su vez a retener y recordar con más facilidad.
No se trata de escribir mucho o anotarlo todo, existen muchas formas de tomar notas; en lo particular, me gusta usar signos y detalles como líneas, flechas, recuadros o puntos, que me ayudan a organizar las ideas de manera clara y precisa.
También selecciono un color y estilo para cada libro o estudio que hago; esto me ayuda a identificarlo más rápido cuando estoy buscando referencias. Utilizo resaltadores y una felpa extra fina para subrayar y escribir en la Biblia, y en una libreta hago el resto de los apuntes.
Considera cuales son esos detalles que llaman tu atención, qué te parece importante o pertinente; puedes comenzar respondiendo las tres preguntas que indiqué arriba. Aquí otras preguntas o ideas que te pueden servir:
¿Cuáles características de Dios observo aquí?
¿Qué promesas veo en este texto?
¿A qué me exhorta?
Frases que te dan esperanza
Frases que te indican una acción o mandamiento
Enumerar o hacer listas (ej. Las promesas de Dios)
Comparar sinónimos o buscar significados
Repetición y memorización
La Palabra es como agua fresca, y siempre nos trae una nueva revelación (comprensión o interpretación) aunque estemos leyendo algo por octava vez. Y por su puesto, para memorizarla hay que repetirla.
Estos son los métodos que me han funcionado:
1. Leer varias veces un versículo, esperar unos minutos y luego tratar de recordarlo. Repetir ejercicio por varios días.
2. Leer el mismo capítulo o porción en dos traducciones distintas.
3. Anotar la primera letra de cada palabra de un versículo. Esto lo aprendí de una cuenta de Instagram que lamentablemente ya no esta habilitada. Ella escribía en su mano y durante todo el día trataba de repetirse la frase (yo lo anoto en un papel). Puede que suene raro, ¡pero funciona!
4. Hacer tarjetas de declaraciones o afirmación bíblicas. Es sencillo: en un pedazo de papel anota esas frases o palabras que te dan aliento; luego colócalas en los lugares que más frecuentas. Tengo una en mi closet, en mi espejo y en la puerta de la nevera, por ejemplo. Lo aprendí de esta YouTuber.
¿Por qué estudiar la Biblia?
Si buscamos rápidamente en Google o en cualquier diccionario, veremos que estudiar es “aplicar la inteligencia o ejercitar el entendimiento para adquirir conocimiento sobre algo”. Algunos sinónimos de estudiar son cultivar, memorizar, analizar, observar, meditar y reflexionar.
Con el tiempo me han enseñado que el camino de fe se basa en una relación con Dios, y no podemos tener una relación con alguien a quien no conocemos; en la Biblia encontramos todo lo que necesitamos saber sobre Dios y su carácter, pues es su palabra, y la historia de redención que desde el inicio preparó para nosotros.
También podemos ver evidencia del tiempo de Jesús sobre la tierra, testimonio de los milagros que realizó, el sacrificio que finalmente hizo por todos y todas, y la esperanza que esto nos da.
Si vamos a un aspecto más práctico, nos guía, nos da aliento y nos ayuda a renovar nuestra mente. La palabra es como una espada, y nos permite defendernos en tiempos difíciles.
Espero que estas herramientas y recomendaciones sean de provecho para ti como la han sido para mi. Estudiar la Biblia se ha convertido poco a poco en un hábito que quiero seguir cultivando, y es un momento en mi rutina que atesoro.
Si tienes ideas, preguntas o recomendaciones, déjalas aquí o envíame un mensaje.
¡Gracias por leer!
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